Un poco de Grete Stern
11:55 p.m.Grete Stern nació en 1904, en Alemania. En 1923, ingresó, para estudiar dibujo y tipografía en una escuela de artes de Stuttgart. Trabajó en su ciudad natal como diseñadora publicitaria y realizó dibujos, sobre todo retratos.
En 1927 se instaló en Berlín, para aprender fotografía. Abrió un estudio de fotografía comercial con su condiscípula Ellen Auerbach. En 1932 continuó su formación con Peterhans, en la Bauhaus.
Cuando en 1933 Hitler se convirtió en canciller, decidió huir a Inglaterra, por ser judía y simpatizante de la izquierda intelectual: lo hizo a comienzos de 1934, junto con Horacio Coppola, un argentino que había conocido en la Bauhaus, con quien se casó e instaló en Londres. A mediados de 1935 la pareja viajó a la Argentina se instalaron definitivamente en Buenos Aires.
Durante sus primeros años se dedicó sobre todo a retratar artistas plásticos y escritores porteños, tomó vistas de la ciudad y realizó fotomontajes para tapas de libros y revistas. Vivía con sus dos hijos, Silvia y Andrés, en Ramos Mejía. En 1948 inició una serie de fotomontajes que llamó Sueños, elaborados para la revista Idilio.
Entre 1952 y 1953 tomó alrededor de 1500 fotografías del paisaje urbano y las costumbres porteñas, para el libro Buenos Aires (Peuser, 1953), realizó su obra más importante, conjunto de fotografías que tituló Aborígenes del gran Chaco argentino, un trabajo único y un documento coherente con sus principios éticos y artísticos. En 1956, dirigió un taller fotográfico en el museo nacional de Bellas Artes, permaneció en tal función hasta jubilarse en 1970. Hacia 1985 dejó de trabajar y murió en 1998.
Sueños
Aborigenes del gran Chaco argentino
El viaje de Grete
Se trata del reconocimiento del Otro como un individuo diferente, que no forma parte de la comunidad propia.
Al reconocer la existencia de un Otro, la propia persona asume su identidad. La otredad no implica, de todos modos, que el Otro deba ser discriminado o estigmatizado; por el contrario, las diferencias que se advierten al calificar al prójimo como un Otro constituyen una riqueza social y pueden ayudar al crecimiento de las personas.
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